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lunes, 2 de febrero de 2015

PF y otros tantos.

Las teorías que construimos
se desvanecen
En medio de unos planos estructurados de lo que será tu casa.

A mi siempre me gustó
esa diferencia que permite el ingles
entre house y home

Que se yo.

Las paredes no siempre podrán contener
el amor y mucho menos reproducirlo
ni hacerlo crecer,

al fin y al cabo son sólo muros
nada más.

lunes, 26 de enero de 2015

Fragmento de "La vida amable", palabras preliminares

“Un pensamiento que fuese hasta el final de lo que puede la vida, un pensamiento que llevase la vida hasta el final de lo que puede. En lugar de un conocimiento que se opone a la vida, establecer un pensamiento que afirmaría la vida. La vida sería la fuerza activa del pensamiento, pero el pensamiento el poder afirmativo de la vida …. Pensar significaría: descubrir, inventar nuevas posibilidades de vida.”
Gilles Deleuze , Nietzsche y la filosofía .



“Si no canto lo que siento, me voy a morir por dentro” Mercedes Sosa y Spinetta, Barro Tal Vez.



La palabra amable etimológicamente tiene dos acepciones: por un lado hace referencia a la persona que se comporta con simpatía, educación, incluso puede usarse como sinónimo de gentil, cortés; por otro lado, significa digno de ser amado.
¿Cuáles son aquellas vidas que son dignas de ser amadas, de ser queridas, de ser tenidas en cuenta? Butler, en su libro “Vida precaria, el poder del duelo y la violencia” (2006), se pregunta qué vidas son dignas de ser dolidas, de ser lloradas. Nosotros nos preguntamos qué vidas son dignas de ser amadas, qué vidas merecen el respeto amable del Otro1 y qué vidas al parecer no.
Este texto está escrito desde un impulso que es claramente distinguible: desde el reclamo de una ética en la ciencia social, en la comunicación y en la filosofía. A su vez, pretende instalar una reflexión epistemológica teniendo como eje un interrogante: ¿Desde qué lugares la ciencia social puede contribuir a la construcción de una nueva ética que insista en una vida mejor para los sujetos? Con esto nos referimos a una vida más plácida de ser vivida para aquellos individuos que por condicionamientos sociales se ven condenados a llevar vidas precarias.
El hecho de que Emmanuel Levinas -el gran teórico de la ética filosófica- escriba el Prólogo de “Totalidad e Infinito” (1977) en 1976, cuando del otro lado del mundo se estaban cometiendo crímenes de lesa humanidad perpetuados en la historia de Latinoamérica, no deja de ser una metáfora que refuerza el grito. El grito que siempre es erigido en modo de auxilio y es expansivo, hacia afuera, hacia el Otro. El grito que cobra intensidad mientras más seamos los que gritamos. No sólo es el vocablo lingüístico el que se ensancha cuando lo pluralizamos, cuando no es uno sólo quién grita, sino que además, ese grito, adquiere volumen, adquiere fuerza, ese grito provoca un ruido.
Siguiendo a Irwin Thompson (1989), el ruido es una expresión de lo ignorado y lo desconocido, de lo no pertinente, de lo no valorado. “Cuando el ruido se acumula, llega a un punto en que inunda la señal, y entonces se produce una inversión en la que el ruido empieza a oírse”. (Thompson, 1989, p.166). Nosotros queremos contribuir a provocar y acumular esos ruidos para que se oigan. Generar un movimiento en lo establecido, en la tranquilidad de las conciencias, con pequeños gritos que podamos erigir desde los diferentes lugares donde nos desarrollamos. En este caso, desde la investigación social.
Pero, ¿quiénes encarnan ese grito? ¿Quiénes tienen en la piel, en la espalda, en el rostro tatuado, ese grito? ¿Por quiénes levantamos la voz los que gritamos? Por nosotros, pero el grito es fundamentalmente un gesto hacia el Otro. Ese interlocutor a quien le dirigimos la palabra, por quien enunciamos, pero a su vez, el que nos da la posibilidad de enunciar, nos habilita con su interpelación al mundo del discurso. Ese Otro que siempre es diferente a nosotros. El Otro que según Levinas (1977) es el huérfano, la viuda, el extranjero, todo aquél que está fuera de la historia en un nivel escatológico. Los Otros, los diferentes, aquellos cuerpos que, al decir de Butler, no importan. Cuerpos que no merecen ser dolidos, ser llorados y parece ser que muchísimo menos merecen ser amados.
Cuando determinados individuos se ubican, se identifican y construyen su subjetividad en relación con la subjetividad de la exclusión, se transforman justamente en cuerpos que empiezan a perder importancia. Cuerpos que rebotan en la ciudad o en sus afueras, que parecen estorbar el paisaje del resto de los habitantes. Sus palabras también carecen de sentido y de valor. Al identificar a determinados individuos -a partir de estrategias de poder y de dominación- bajo la subjetividad de la exclusión, su proceso de subjetivación y
de auto-producción como sujetos se precariza. Sobre todo, porque la exclusión no implica solamente quedar fuera de un número de posibilidades socioeconómicas y de accesibilidad a bienes de consumo, sino quedar fuera de un reconocimiento social como sujeto digno y de derecho.
Para pensar cómo estas vidas precarias o precarizadas por una sociedad hostil pueden transformarse en vidas más amables para estos individuos, hemos colocado como relevante el estudio de la subjetividad. Fundamentalmente de la producción de la subjetividad entendiéndola como producción de formas de ser. En primer lugar, porque lo consideramos un terreno fértil donde el Capitalismo Mundial Integrado (Guattari, 1996) se dirige constantemente a través de formas reales y virtuales de control y colonización, la más conocida de ellas a través de lo mediático. Por otro lado, porque entendemos a la subjetividad como un eje abierto que siempre apunta al porvenir y que permite el surgimiento de la novedad, la reformulación en la producción. Entonces, estudiar la subjetividad desde el lugar de su producción, nos abre a los cientistas sociales, muchas posibilidades creativas para trabajar la resignificación social del sentido de determinados modos de vida.
Recordemos que el término producción en francés implica dos significados: por un lado, la efectuación del ser, un acontecimiento que se produce, un auto que se produce; por otro lado, su aparición, su exhibición. Nos valemos de la doble significación de este verbo en francés para traducir la duplicidad esencial, por la cual se gesta el ser de una entidad y por la cual se revela, se muestra.
Enunciar y visibilizar los modos de vida a partir de la acción de dispositivos –en nuestra investigación: los discursos documentales cinematográficos-, se transforma en una estrategia política. Consideramos que analizar cómo se construyen -a través de los discursos- los modos de vida de determinados actores sociales, puede producir un movimiento de identificación positiva y creativa que permita pensar de otra manera las vidas de sujetos que usualmente son significados con sentidos peyorativos. Así, resignificar también, el lugar que se le da a estos sujetos/cuerpos, reformulando los estereotipos de sus modos de vida con la que estos individuos deben convivir cotidianamente. Cuando hablamos de vidas debemos tener en cuenta que no nos estamos refiriendo, de modo directo, a la psiquis de un solo individuo privado. Tomar los actos de un individuo como punto de partida para estos razonamientos clausuraría, como bien resalta Butler (2006), la posibilidad de pensar qué tipo de mundo les da forma a tales sujetos. En consecuencia, en el mismo acto se estaría cerrando también, la puerta para pensar de qué manera esa producción de subjetividad puede ser modificada o resistida. Nos interesa más bien, la producción social del sentido de esas vidas. Fundamentalmente colocamos nuestra atención a los discursos que construyen cuerpos abyectos, subjetividades diversas a las hegemónicas, siendo los mismos, en nuestra consideración, estrategias de resistencia que contribuyen con la lucha por hacer de algunas vidas precarias, vidas más amables.


consultar por la tesis completa.

domingo, 25 de enero de 2015

De mi blog favorito de uno de mis chicos favoritos

@cy-4.913.416.117, entrada #10345: llevarnos



 

Service Unavailable 
Error 503 



"Has salido desde otra ubicación. ¿Quieres acceder de nuevo?"
 
 "revise su conexión y vuelva a intentar más tarde"


 

eso hicimos, pero por primera vez 
y acordamos en creer que estábamos conectados sin cables 
te conté un par detalles que para mí 
son los nodos que repiten la onda que va de vos hacia mí 
o viceversa 
             para que no decaiga 


"sigamos trabajando en la conexión" 

"bueno". 


pero no te dije quesa noche estabas brillando 
tenías comun fulgor 
despedías miles y miles de fotones 
y no me alcanzaba ni la mecánica cuántica para contarlos 

la poesía tampoco alcanza 
para comprar algo más que una birra en casa babylon 
menos  
   
                       mantener la longitud de onda propagándose por el espacio 
   
   
       

aún así 
invertimos energía en acelerarnos 
aunque más no sea para persistir en la frecuencia

                                    
                                    llevarnos hacia otras regiones del aire





                     -cyr@- 

http://diezmilcosas.blogspot.com.ar/

sábado, 24 de enero de 2015

El tiempo puede hacer un montón de cosas, como quedarse clavado en la cabeza también

El tiempo puede hacer un montón de cosas,
como quedarse clavado en la cabeza también.
Todo el resto del poema
no va a ser más que la justificación de la escritura.
El resto del poema
sólo va a decir
que el tiempo
hace un montón de cosas
igual que las palabras
pero no siempre lo que nosotros pensamos

A veces
se queda calvado.
El tiempo
tiene que ver con el amor
Y cierto tipo de amor
sobrevive a los tiempos.
Por eso escribir sobre los tiempos clavados
es escribir también sobre el amor
que queremos vivir.
que queremos vivir
qué queremos vivir
El tiempo ese que hace un montón de cosas,
sobrevive como un peldaño afelpado en el que puedo rosarme cuando mi cuerpo siente el frio.
Sobrevive acostado en una alfombra beight con tus cabellos dorados
que se me meten en la boca
sobrevive en el viento
en la cara
que entra por la ventanilla del Toyota.
El tiempo sobrevive clavado
con un eco de colectivo yéndose para siempre
con la cara apretada en un hostel en Salta
cuando ya me había quedado sola.
Clavado en la cabeza el tiempo
se parece al verdadero amor
que sobrevive
adentro del relato del verdadero amor.
y ahora ya no sé ni quienes seríamos.

Sin embargo,


me calma ver los ojos de los animales que andan por las calles
y que un día de pronto conocen al animal de su vida
pero no se quedan nunca con él.
También me calma ver como los caninos persiguen
a las mariposas
hay algo en eso de buscarlas
ni si quiera un morbo
hay algo
yo quiero pensar que es el movimiento
Entonces aunque ciertos tiempos se hayan quedado clavados
podemos relatarlos
como los tiempos de ese amor
y así lavarnos las manos
por así decir
y así
 decir por decir
que el tiempo
se quedó clavado
pero hizo un montón de cosas
ahí sentadito
sólo
como un recuerdo.

domingo, 9 de noviembre de 2014

¿Y si cerrás los ojos?, ¿y si los cerrás?, cerralos por favor. Apuntes desordenados sobre una educación desde los afectos /parte 1




La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado. Conduce, pues, forzosamente, a la sociedad en dos partes, una de las cuales está por encima de la sociedad.

Tesis III de Marx sobre Feuerbach.



" Pienso en los jóvenes, y pienso en que no se tienen que dejar dormir, apabullar. Hoy siento mucha frivolidad, estupidez. A cambio, pienso que deberíamos vivir más plenamente en los afectos, en el conocimiento, buscar ahí la fortaleza y la vitalidad. No corresponde esa anestesia que parece generalizada en la sociedad. Por eso es fundamental encontrar un paradigma propio, un sentido a la vida. "

Maria Paulinelli, en entrevista en Gala Visuales http://galavisuales.com/maria-paullinelli-la-educacion-puede-cambiar-el-mundo/




La realidad irrumpe contra mi y mi conciencia. Soy un sujeto no transcendental que se mueve por el parque Las Heras, tengo una idea, pero la realidad me la arrebata y me deja perpleja. Entro al campo con algún motivo con alguna forma previa de decir, pero no me sale. Soy un sujeto de enunciación a punto de mutar. El corazón tiene un protagonismo también, la idea se desvanece. En un esfuerzo pierdo a mis compañeros, me empiezo a perder en la cantidad de gente, saco la cámara la prendo, la apago. Me desvanezco entre el ruido de los tambores, me disipo, me rebusco, no entiendo.


En eso me devuelve a la realidad unas caras conocidas, me escapo de nuevo, me desperdicio. En el fondo siento un sonido que dice “profe” aparecen dos de mis alumnas del colegio y se rien y me dicen que bueno verla acá. Ahí entiendo todo y les sonrío. Les cuento que estoy trabajando y se rien. De pronto su presencia modifica mi idea, amplia mi horizonte y modifica mi noción de esperanza. Me cambia. Me educa. Están contentas. Hablamos de las cosas que no están permitidas en diversos establecimientos y de cierto tipo de represión. De todos modos se reelabora una complicidad. Siempre lo supimos.
Voy al campo con una intención, una determinación y un horizonte, pero en el medio de ello me pierdo.
Me refugio en una esquina, dejo de lado el revuelto en el que se agita la diversidad. Modifico cuestiones de la luz de la cámara y entro de nuevo al “campo”. Me pregunto por lo que he leído e intento recordar algo. Me gana el cansancio de horas sin dormir, de demasiada teoría junta, de los arrebatos de mi mente y mi corazón y camino entre la gente. Me gusta haber ido sola, experimento la libertad de caminar por dónde quiera caminar. En el medio de la gente visualizo algún tipo de felicidad o de alegría, pienso en Spinoza y me rio, ha sido un buen amigo Baruch el último tiempo. Tengo calor, mucho calor y miedo. El miedo es una sensación, de nuevo late fuertísimo mi corazón. Cierta parte de mi hubiera querido quedarse en la cama a pensar un poco pero fui igual al campo a encontrarme con la gente a “sujetear en la interacción”.
De repente ya mi atención no se vuelca tanto en lo que centralmente está pasado sino en los que no están participando en la marcha y eventualmente se ven asfixiados por la conmoción que produce la gente de los mismos sexos besándose desesperadamente en la calle, caminando de la mano y diciendo cosas. Sobre todo diciendo un par de cosas. Centro mi atención en los “otros” en los que en ese momento son los otros y en sus miradas, algunas de admiración, algunas de indignación, algunas de duda, algunos, otros, directamente bajaban las miradas.
Me interesaron de pronto los otros, y el tipo de violencia que imponía que calle estuviera habitada por seres con modos de vidas diferentes. Otra vez deviene la pregunta por la totalidad, y por las partes que son partes en tanto esa totalidad y la pregunta por la vida, y por su posibilidad y por la paz. Y por esa conexión a veces imposible entre todos estos sujetos trancendentales y pienso dónde, dónde está?
Delante de nosotros aparece la vida, la calle, los sonidos, la cerveza y el olor al humo que despedían algunos autos. Unos saludos, unos abrazos y la alegría de nuevo de cuerpos transpirados y llenos de seguridad, habitando su lugar, su momento del año en la Córdoba Capital. Camino por la calle preguntándome por la totalidad, y sus modos imposibles, por las frontera que imponen los cordones de las veredas y por las fachadas de unos y de otros. Una fachada completamente colectiva e impersonal. Mis fotos son un scauting panorámico de cierta afección, modo de afección, pero acá no hay individuos hay sujetos colectivos que saltan y quieren y desean y aman y desean, pero nosotros y los otros también.
Le digo a una amiga que los gays no aman también, y se me rie y me dice claro y seguimos marchando acompañando la proliferación de un deseo, la necesidad de otro modo de pensar la totalidad, la convivencia, el mundo de la paz. Pero la violencia nos arrebata en todo tiempo, la cantidad de gente afectados de alegría lo apacigua un poco. Tomamos un montón de jugo y nos hacemos pis, pero no hay baños en los lugares públicos, en la calle no hay lugar para la intimidad, pero ahora la intimidad había sido trasladada a las calles, no había lugar para hacer pis, pero si había un medio propicio para besarse y para amar. Eso resultaba mínimamente curioso también. Dónde radicaba entonces esa suerte de intimidad a ciertas necesidades biológicas de nuestros cuerpos. Cuales eran realmente las necesidades biológicas, amar? Una necesidad biológica, apasionarse otra.
Seguimos caminando hasta la Plaza de la Intendencia, ya el sol bajó y nos veíamos menos. Prendo el flash, en contraste hora mis fotos tiene más luz en la noche.

La noche se terminaba con el sonido de las bandas. En eso intento pensar en cual había sido la imagen o la metáfora más fuerte de la jornada. Entiendo que nada le había ganado al acontecimiento del encuentro con mis alumnas. Levanto la cámara saco una panorámica. Cuando veo la foto, las chicas estaban ahí. Lo reconocí por el mechón violeta de una de ella. Fue un color nuevo, intenso. En ese momento supe que la totalidad había triunfado en ese pequeño saludo arrebatado. Había puesto en funcionamiento otra máquina que tiene que ver con las pasiones y las formas que atraviesan nuestros cuerpos. La educación se había hecho carne, había sido otra. Había salido de las aulas. La revolución molecular se había hecho presente en el sol del parque las Heras y la transpiración de mi espalda por la mochila.

Ese hecho fue lo único que no entró en el scauting de las fotos. Eso fue lo único que entró en mi conciencia y modificó mi idea y entonces deje de ser el sujeto trascendental que era. Mi idea ahora es una idea más adecuada que antes, pero la modificación de mi idea no estuvo dada por un parámetro de la racionalidad. Estuvo dada por un par de palabras de dos chicas de 14 años, por un movimiento de mis moléculas, por un afecto.
Mi cuerpo cansado se levantó hoy domingo 09 del 11 de 2014 a escribir estas páginas, para no olvidarme de dónde nació esta nueva flor, esta nueva idea.




miércoles, 29 de octubre de 2014

Sarmiento no era escritor

Me doy cuenta mientras paseo
que no me importan tanto las palabras
quiero decir
nunca fueron de mi real interés.

Hay una diferencia fundamental
entre la palabra y el concepto
y yo voy por lo último como fuente de creación.

Dicen que las palabras pueden hacer cosas
yo creo que sólo pueden nombrarlas
generar una identidad débil con la cosa que se esfuma con el correr de los límites
                                                                                                       /geográficos

Mientras paseo
de la cocina al baño y de allí a la ducha,
pienso que la real impronta está en el concepto
y claro,
necesitamos de algunas palabras para colocarlos al frente de todos.
Pero los conceptos se crean en otro lado,
son imágenes que aparecen en la mente,
imágenes previas a una articulación con el palabrerio.

Seguramente los linguistas pondrá el ojo en este poema
y lo van a defenestrar,
pero como es un poema
no pueden hacer nada.

Su argumento estará puesto y ex-puesto
en formas articuladas de palabras : conceptos.
Una vez más
ese "di" de Austin
es la imagen de algo,
ese binomio significante no hace absolutamente nada en el mundo
sin una voz que lo ponga en práctica.

Es un falso problema pensar
que las palabras  cambian al mundo.
Eso le concede toda la responsabilidad a los escritores que casi nada tiene que ver con la conformación de la política financiera o la ética.

Acaso se ha visto a algún escritor conducir un país?

El escritor desea
El filósofo crea los conceptos
y el político es el que lo hace cuerpo en el pueblo sufriente.

Nada indica que no pudiera condensarse todo esto en el mismo individuo,
El sujeto es un ser que se escinde
y vive realidades múltiples
en su mundo de la vida cotidiana
pero las palabras
ellas si que solas
ni siquiera han colaborado
a este poema juvenil.

lunes, 20 de octubre de 2014

De: Yo me voy a casar con una filósofa. Fragmento 12

Epicuro dice
que lo que más infeliz le hace al hombre
es el temor a perder lo que tiene.
Epicuro quiere que nos relacionemos
con las cosas
de modo efímero
es decir
sin pensar
que pueden ser para siempre.
Busco en Google la cara de Epicuro
y me parece un tipo serio
le envidio un poco la barba acanalada
que baja por su mentón.

Ahora que ya no sé nada de vos
podemos pensar que somos más libres
Pero eso también es una ficción
igual que el futuro
y los proyectos.
Nada intransigente nos separa de ser el que duerme
en la calle, a riesgo de morir de frio.
No hay exactamente nada
que importe
más allá de la experiencia de la felicidad y del amor.
Somos como ostras,
como mamushcas para desmantelar
una y otra vez
a condición del vacío que todo el tiempo
nos acecha.